- El emotivo encuentro fue parte de su terapia integral, dónde pudieron compartir sus experiencias como madres, padres y cuidadoras de personas neurodivergentes.
«Mi hijo, mi hija, mi héroe«, así se denominó el encuentro en que un grupo de madres, padres y apoderados del Centro Comunal de Autismo de Valparaíso cerró el ciclo de atenciones 2024, donde leyeron cuentos de su propia autoría, inspirados en sus hijos e hijas neuro divergentes, tras su paso por el establecimiento ubicado en la ex escuela Japón de Playa Ancha.
“Estos cuentos fueron elaborados en terapia, a través de escribir lo que ellas sentían día a día, relatando todo lo que ellas vivenciaban. Y fue por medio de esta terapia que ellas pudieron sublimar sus sentimientos a través de la escritura”, explicó Leyla Inostroza, psicóloga del Centro, encargada de la terapia de acompañamiento integral que se brinda a las y los apoderados.
“Algunas mamás se emocionaron mucho, pero finalmente lograron sacar lo que se pretendía como terapia, que era empoderarse y saber que ellas pueden”, agregó.
Cuentos llenos de amor
La profesional también aclaró que “como Centro sabemos que, generalmente, en la sociedad el autismo no es mirado con ojos de alegría, sino que más bien de pena. Hoy nuestras madres pudieron mostrarnos otra mirada desde ellas, desde sus vivencias, desde sus alegrías, desde sus desafíos, y encontrar un camino, no de tristeza, sino que más bien de alegría y lleno de oportunidades”.
La directora del Área de Salud Municipal, Mónica Riveros, sostuvo que “cerrar nuestro segundo año en el Centro Comunal de Autismo con esta actividad, nos llena de muchísimo orgullo y emoción. Éstos son cuentos muy conmovedores, son reflejo del profundo proceso que viven las familias en torno al desarrollo y también al futuro de sus hijos, y también del trabajo integral que realiza el equipo de profesionales en el acompañamiento de estas familias. Así que esperamos poder repetir estas experiencias y seguir trabajando para que este espacio que aborda la neurodivergencia siga consolidándose en nuestra comuna”.
Lisette Guerrero escribió lo que ella denomina un mini libro, titulado “Mis memorias”, donde registraba lo que vivía con su pequeño de 3 años. “Es un librito que lo iba escribiendo todos los días, iba viendo el lado positivo que tenía. Me inspiré obviamente en mi hijo y traté de darle forma de una manera diferente”, detalló, valorando su paso por el Centro. “A mí me dieron muchas herramientas para poder comprender a mi hijo, para poder quererlo más y para darme cuenta que ser autista no es terrible. O sea, yo amo a mi hijo, autista, o no autista. No es terrible ser autista, no es algo malo”.
Para Romina Rojas el encuentro fue “emocionante, porque uno nunca tiene un minuto para expresar los sentimientos, emociones y lo que conlleva vivir y caminar día a día con Nicolás (su hijo de 5 años). Este centro me abrió las puertas para poder acompañar, para poder desarrollar actividades con él en casa. Como lo conversamos con las mamás, necesitamos que esto se amplíe a más edad, no sea sólo hasta 6 años, que puedan ser más familias las que podamos recibir este apoyo, porque es fundamental en el día a día con nuestros niños”.
Por su parte, Katherine Muñoz, madre de un pequeño neurodivergente de 4 años, confesó que “fue bastante sorprendente, porque a través de las terapias, Leyla nos comentó: ‘oye, ¿sabes qué? Veo que tú tienes un fuerte, podrías hacer un cuento’, y me fue motivando de a poco. Yo me sentí bien motivada y dije: ‘¡ya, vamos, hagámoslo!’”.
Ahora, el Centro Comunal de Autismo se alista para recibir un nuevo ciclo de familias a partir de febrero 2025. Cabe recordar que el sistema de ingreso está coordinado con el Hospital Carlos Van Buren, desde donde se prioriza de acuerdo a los diagnósticos y tratamientos realizados en la unidad de neuropediatría.
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