Hace más de 120 años, Artemio del Río Zañartu, reconocido comerciante llegado de Concepción a Valparaíso para expandir sus oportunidades de negocios, quedó encantado con la ciudad, sus cerros, sus calles, sus habitantes, por ello, decidió que al morir sus restos y los de cuatro de sus generaciones descansarían en el Cementerio N°1 de Valparaíso mirando la bahía de la ciudad puerto que tantas alegrías le había dado.
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Así lo recordó, María Eugenia del Río Gazitúa última descendiente de Artemio del Río con derecho a sepultación en el cementerio porteño, quien según relató “aquí están mis padres, mis abuelos, mis bisabuelos, de hecho, nosotros vinimos hace un año y vimos el estado en que estaba en la sepultura, por ello, comenzamos a buscar a otros familiares y para ver si podían cooperar para restaurar el lugar”.
Para María Eugenia fue de suma importancia recuperar este espacio, ya que “yo soy la última generación que será sepultada en este lugar, además, soy porteña, nací acá, tengo a mi papá y a mi mamá aquí, por eso cada vez que viajo a Valparaíso vengo a ver la tumba y cuando llegue mi momento quiero estar con mi gente”.
En tanto, Gonzalo Castro del Río, hijo de María Eugenia y quien estuvo a cargo de coordinar los trabajos de restauración de la tumba familiar contó cómo se gestó todo el trabajo realizado.
“En septiembre del año pasado visitamos el cementerio para visitar a la familia y nos dimos cuenta que la tumba estaba completamente destruida, ahí mismo, dijimos esto no puede ser, así que hablamos con la gente del cementerio, quienes nos recomendaron a la arquitecta Andrea Uribe para hacer los trabajos de restauración”.
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Según Gonzalo Castro, tras esto “comenzamos a ubicar a familiares para conseguir apoyo monetario, el cual en todo momento manejamos de manera anónima, luego, solicitamos permiso al Consejo de Momentos Nacionales con el patrocinio de la Corporación Municipal de Valparaíso, todo eso funcionó muy bien y contratamos a una constructora, la cual inició las obras en julio y terminó ahora en diciembre”.
El valor emocional y patrimonial
Para Gonzalo Castro y su madre lo más importante de este trabajo fue “poner en valor algo que estaba completamente perdido, porque como mi familia mayoritariamente está radicada en Santiago, ya no ven estos espacios y no le toman sentido, sin embargo, acá esta parte de nuestra historia y de nuestra familia”.
En este sentido, “para nosotros lo importante es el legado que esto representa, volver a las raíces, pues toda la historia de Valparaíso es potente y no podemos esperar que todo lo haga el municipio o el gobierno, también las familias pueden venir y recuperar estos espacios, en el caso de nosotros fue así y ahora felices de verlo terminado”, aseguró Gonzalo Castro del Río.
Por su parte, Verónica Paiva, Subdirectora de Administración y Finanzas de los Cementerios de Valparaíso señaló que “en el caso específico de la Familia del Río, esta tumba está ubicada en el patio más antiguo del cementerio, conocido como Portales, pues una vez estuvo el corazón de este prócer en este lugar. Es una sepultura de dimensiones importantes, donde el estado de abandono al cual había llegado nos significaba gran daño a la imagen y circulación de los turistas y familias que nos visitan a diario”.
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Según lo explicado por Verónica Paiva “la recuperación de esta sepultura familiar para nosotros marca un hito, pues es de los primeros ejercicios exitosos de un trabajo coordinado con la Dirección de Patrimonio de la Municipalidad y la Oficina Técnica del Consejo de Monumentos Nacionales, flujo del trabajo que diseñamos en esta administración como una conducta más responsable de la conservación patrimonial de nuestro cementerio”.
Destacar que “efectivamente el Cementerio N°1 y N°2 de Valparaíso no tienen actividad funeraria tan importante, pero si son espacios patrimoniales que requieren de cierto cuidado específico y, en el caso de nosotros, por ley no podemos intervenir en las sepulturas particulares, por ende es muy importante que las familias se acerquen a la Dirección de Cementerios de la Corporación Municipal de Valparaíso si tienen la intención de recuperar su sepultura para recibir nuestra asesoría”, aseguró Paiva.
No todos hacen este trabajo
Mario Contreras contratista de la empresa EMGF a cargo de los trabajos de remodelación comentó parte de los trabajos realizados y las complicaciones que tuvieron que enfrentar en la remodelación y recuperación de esta tumba de más de 120 años.
Al respecto indicó que “cuando llegamos al lugar estaba todo destrozado y en ese momento nos dimos cuenta que la bóveda era una construcción hecha de ladrillo antiguo, conocido como pejesapo. Luego, comenzamos una excavación de unos 5 metros para llegar a los cimientos, sin embargo, ahí nos encontramos con un osario (recipiente para guardar huesos y vestigios humanos) el cual también estaba destruido, por lo que tuvimos que excavar dos metros más hacia abajo hasta llegar a la roca, donde comenzamos la nueva construcción con una malla de acero, que nos permitió realizar las fundaciones de la bóveda y los muros”.
Una de las principales complicaciones en el trabajo de remodelación fue la remoción de una gran cruz ubicada sobre la tumba, según relató Mario Contreras “para mover esta gran cruz tuvimos que utilizar polines y un tecle para mantener la misma estructura y que no sufriera daños”.
Por último, el contratista manifestó su satisfacción con el trabajo realizado, advirtiendo que “no todos hacen este trabajo, a pesar de que hay maestros acostumbrados a trabajar en construcción, sin embargo, acá es muy difícil traer gente que quiera trabajar en el cementerio, de hecho, yo traje maestros que no han sido capaces de meterse a estucar o trabajar al interior de las bóvedas, porque para ellos es como trabajar estando sepultados”, aseguró Mario Contreras luego de entregar las obras de remodelación a la familia y al Cementerio N°1 de Valparaíso.